Sábado, y trabajando.
Observo con Asco y recelo el tema del día: Barcenas y sus 25 millones despistados. Me llama una Amiga y me pregunta si tengo algo que decir. Mucho, le digo; como ciudadano asco y repulsión. Como abogado respeto a la investigación judicial y a la presunción de inocencia; como político: maldita sea su estampa, y la de todas las malas gentes que enmierdan la vida política con sus miserables ambiciones fangosas y puercas. Ojalá paguen todo el daño que hacen a los que vivimos la política con esfuerzo y dedicación, y nos cuesta además dinero, tiempo y esfuerzo por que creemos en la política y en la Democracia.
Sólo puedo pedir que por una vez la Justicia sea rápida, y si se demuestran los hechos que se pudra en la cárcel.
Y a mi partido: que depure los hechos hasta sus últimas consecuencias y caiga el peso de la Ley sobre los chorizos de este mundo sean del color que sean, y de verdad que cada palo aguante su vela.
Puedo ahora contraatacar a los colegas de izquierda que tan alegremente están gritando, pero no lo haré: no soy cómo ellos a pesar de los argumentos para decirles que mejor están callados.
Los que me conocéis sabéis que no me escondo, y hoy no es día para ello. En los próximos días veremos que pasa. A mi gente y mis amigos: mostrad vuestra repulsa sin tapujos ni excusas: a la cárcel los delincuentes y que paguen su actuar. Ni una excusa para un cobarde.
Espero de verdad que muy pronto se sepa la verdad: caiga quien caiga.
Mario Peña.
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